Las primeras excursiones comerciales de observación de ballenas en Escocia se ofrecieron en la Isla de Mull en 19891, y esta industria despegó de este lugar, creciendo a una tasa media del 8,5% al año, y duplicándose durante el período de 1998 a 20082. En 2008, la industria de Escocia estaba representada por 51 operadores turísticos, 46 de los cuales ofrecían excursiones de observación de ballenas desde embarcaciones, y 5 desde tierra. La observación de ballenas en Escocia, atrajo a cerca de 224.000 observadores de ballenas por año, con unos ingresos directos provenientes de las actividades de observación de ballenas estimado en casi 5 millones de USD e ingresos indirectos (para hoteles y restaurantes y otros servicios relacionados con el turismo) de aproximadamente 13 millones de USD2. El 55-60% de este turismo de observación se lleva a cabo partiendo de la pintoresca costa occidental de Escocia y la constelación de islas conocidas como las Islas Hébridas, mientras que un porcentaje ligeramente inferior realiza su actividad partiendo de Moray Firth e Inverness en la costa nororiental. Si bien la mayor parte de las excursiones se anuncian como excursiones generales de observación de la fauna marina, 12 operadores ofrecían excursiones dirigidas exclusivamente a ballenas y delfines, en particular delfines mulares, ballenas Minke y marsopas2. Según las estimaciones realizadas en un estudio de 2015, centrado en Escocia occidental solamente, habían participado 51.200 personas en excursiones de observación de ballenas desde embarcaciones en Escocia occidental, que había generado aproximadamente 6 millones de GBP de ingresos directos e indirectos en total3. En el estudio se concluyó que el número total de pasajeros de observación de ballenas en Escocia occidental había disminuido un 17,3% entre 2000 y 2015.3
En este contexto general de la observación de ballenas de Escocia, se han realizado varios estudios para comprender mejor los efectos socioeconómicos de la observación de ballenas en Escocia y la naturaleza de los turistas que participan en esta actividad4. En un estudio de 2003 se determinó que el 23% de los observadores de ballenas entrevistados en las zonas rurales de Escocia occidental había llegado a esta zona sobre todo para la observación de ballenas5. Los estudios demostraron también que los observadores de ballenas eran propensos a permanecer en la zona durante más tiempo y a contribuir en mayor medida a la economía de cuanto lo hubieran hecho si no se hubiera ofrecido la actividad de observación de ballenas5,6. Los turistas escoceses de observación de ballenas eran en general de clase media, edad mediana, bien instruidos5, y ambientalmente más sensibilizados y activos que el público general de Gran Bretaña7. Muchos de ellos se clasificaron a sí mismos como «entusiastas de los delfines» e indicaron gran interés en volver a la misma zona o en visitar otras zonas de observación de delfines en Gran Bretaña, si se les ofrecían conocimientos y oportunidades6. En general, la sensibilización y las percepciones respecto de la observación de ballenas entre el público general de Escocia (Glasgow y Edimburgo) eran bastante elevados y muy positivos, ya que el 60% de los entrevistados indicaban que les gustaría participar en una excursión de observación de ballenas, aunque solo el 7% lo había hecho anteriormente8.
Se ha realizado también un número considerable de investigaciones sobre los operadores turísticos que ofrecen excursiones de observación de ballenas y de la fauna marina en general de Escocia. Los operadores turísticos de observación de ballenas pertenecían en su mayor parte a las comunidades costeras donde ofrecían sus excursiones. Muchos eran ex pescadores y la mayoría no tenía ninguna capacitación formal en gestión empresarial o en guía de la fauna silvestre9. Estos operadores generalmente proporcionaban empleo para cinco puestos de equivalente a tiempo completo cada uno, y como tales contribuían activamente a las cifras de empleo locales9, así como a la economía local a través de los correspondientes ingresos directos e indirectos de la observación de ballenas. Un estudio más reciente de 22 operadores turísticos de observación de ballenas en Escocia occidental, reveló que más de la mitad de los operadores (54%) habían desempeñado la actividad de observación de ballenas durante más de 10 años, lo que indicaba que proporcionaba una fuente fiable y sostenible de empleo3. La documentación disponible indicaba que, además de sus contribuciones a la economía y el empleo, los operadores de la observación de ballenas contribuían a las comunidades locales en otras formas menos cuantificables, pero muy tangibles: algunos recaudan contribuciones de los turistas para actividades benéficas locales; otros ofrecen excursiones gratuitas a grupos escolares locales y a las pequeñas empresas al final de la temporada; y algunos empleados de los operadores de observación de ballenas utilizan sus capacidades marineras y de primeros auxilios para contribuir a los servicios comunitarios, tales como formar parte de la tripulación de botes salvavidas y de la brigada contra incendios4.
Además de los beneficios que la observación de ballenas aporta a las comunidades locales de Escocia, ha contribuido también a la comprensión científica de la distribución, preferencia de hábitat y comportamiento de las ballenas y los delfines mediante el uso de embarcaciones de observación de ballenas como plataformas de oportunidad para la recopilación de datos. Los operadores turísticos que recopilaron los datos personalmente, o que permitieron a estudiantes graduados a participar en sus excursiones para recopilar datos sobre el comportamiento de los delfines o las ballenas, facilitaron la publicación de al menos tres documentos en revistas científicas respetadas que permitieron a la comunidad internacional de investigación comprender mejor la distribución y el comportamiento de las ballenas Minke en aguas situadas frente a la costa occidental de Escocia10-12. Lo que se ha aprendido de las excursiones y los investigadores de la observación de ballenas es a menudo compartido con el público en general, a través de guías intérpretes que participan en las excursiones, la información y las exposiciones en los centros de visitantes y los programas específicos de divulgación y enseñanza emprendidos por las ONG, tales como el Hebridean Whale and Dolphin Trust, y el Scottish Dolphin Centre.
Todos estos factores indican que la observación de ballenas produce efectos socioeconómicos muy positivos en Escocia, y que tiene el potencial de ampliar y proporcionar mayores beneficios a un mayor número de turistas y comunidades costeras en el futuro.
Una serie de medidas jurídicas protegen a las ballenas y los delfines en el Reino Unido y Escocia. Por ejemplo, en el Reino Unido todos los cetáceos están protegidos en virtud de la Ley de Fauna Silvestre y Paisajes de 1981, que fue modificada en diversas ocasiones, entre ellas la Nature Conservation (Scotland) Act 2004 (Ley de conservación de la Naturaleza (Escocia) de 2004).
Desde el punto de vista regional, el Reino Unido es parte en el Acuerdo para la conservación de pequeños cetáceos del Mar Báltico y el Mar del Norte (ASCOBANS) que requiere que los Estados signatarios colaboren en favor de la adopción de medidas que impidan la producción de perturbaciones significativas a los cetáceos, especialmente las de origen acústico. A nivel europeo, todos los cetáceos figuran en las listas del Anexo IV o han sido protegidos con arreglo a la Directiva de la CE sobre hábitats y especies (92/43/CEE), como especies que requieren una protección estricta. Con arreglo a dicha directiva es un delito perturbar deliberadamente a los cetáceos. Además, los Estados Miembros están obligados a designar áreas protegidas para las especies incluidas en el Anexo II (que comprende a las marsopas y los delfines mulares), lo cual ha dado lugar a la designación de Moray Firth como zona especial de conservación. Se desconoce todavía en qué forma la presente directiva se aplicará a la fauna silvestre del Reino Unido tras la Brexit.
De todas las regiones de Gran Bretaña, Escocia dispone de algunas de las medidas más específicas y recientemente actualizadas que protegen a los mamíferos marinos y reglamentan las actividades de observación de ballenas. En la Ley de la Naturaleza (Escocia) de 2004 se introdujeron un conjunto de directrices relativas a la fauna marina silvestre a nivel nacional, que sirven como estándar mínimo para la observación de ballenas y otras actividades. Estas directrices se produjeron con la colaboración de los operadores, así como de los científicos de la conservación, para incrementar la responsabilidad de los operadores. El Scottish Marine Wildlife Watching Code (Código escocés de observación de la fauna marina silvestre) fue revisado y actualizado en 2017 e incluye nuevas y más específicas orientaciones sobre la observación de la fauna marina silvestre. El nuevo código se puede descargar clicando aquí, y en él se proporciona asesoramiento detallado sobre cómo acercarse de forma segura a ballenas y delfines con el mínimo riesgo de causar perturbación.
Los operadores pueden remitirse también a directrices más estrictas y de mayor protección que no son impuestas por el Gobierno. Uno de estos conjuntos de directrices se centraba específicamente en los mamíferos marinos, el plan WiSE, que establece medidas estándar para la observación comercial de la fauna marina silvestre. El plan WiSE trata de reducir al mínimo toda perturbación involuntaria de la fauna marina como sigue:
No obstante, la acreditación WISE no es obligatoria y se reciben notificaciones habituales de embarcaciones que se acercan demasiado a los animales, provocando el hacinamiento de ballenas o delfines por el excesivo número de embarcaciones presentes y/o por superar los límites de velocidad recomendados. Esta situación se produce sobre todo con los propietarios privados de las embarcaciones, que a menudo no se muestran tan bien informados como los operadores turísticos y no respetan tampoco las directrices13.
Incluso entre los operadores turísticos, no siempre son muy elevados los conocimientos, la comprensión y el cumplimiento de las directrices y los reglamentos. En un estudio de 2003 se observó que, a la época, la mayoría de los operadores desconocían las disposiciones gubernamentales, o se sentían menos propensos a cumplir estas disposiciones que los códigos de conducta acordados entre ellos mismos o establecidos por las ONG locales14. En el proceso de elaboración del código escocés para la fauna marina silvestre se incluyó un fuerte elemento de consulta entre el gobierno y las partes interesadas, entre ellas los operadores turísticos de la observación de ballenas y delfines15. Si bien se están aplicando las nuevas directrices, en un estudio reciente se ha observado que los operadores tienden todavía a referirse a las directrices establecidas localmente13. Todas estas directrices se ajustan a los mismos principios básicos comunes, pero difieren en detalles como las distancias de acercamiento recomendadas para las diferentes especies de mamíferos marinos, y estas discrepancias pueden conducir a posibles malentendidos o fricciones entre los operadores y los organismos encargados de hacer cumplir las disposiciones13.
La práctica de la observación de ballenas en Escocia se ha desarrollado rápidamente en los últimos 30 años y, al parecer, sigue generando ingresos de manera sostenible, así como una amplia gama de beneficios socioeconómicos positivos para las comunidades costeras de Escocia. Entre los aspectos más destacados de la industria, según se ha desarrollado en Escocia, cabe incluir los siguientes:
Si bien, en conjunto, el desarrollo de la industria ha sido positivo, hay varias cuestiones que deben abordarse para asegurar que la industria sea sostenible desde el punto de vista ambiental y biológico, así como desde el punto de vista socioeconómico: