La República Dominicana (RD), que ocupa la mitad de la isla de La Española, posee la mayor industria de observación de ballenas del Caribe1,2. La observación de ballenas en la RD se estableció por primera vez en 1985 en la ciudad de Santa Bárbara de Samaná (en adelante referida como "Samaná"). En esa época, un operador turístico extranjero comenzó a acoger sobre todo turistas extranjeros para ir a ver ballenas jorobadas que visitan la Bahía de Samaná entre enero y marzo de cada año para aparearse, dar a luz y amamantar a sus crías. Posteriormente se añadieron muchos otros operadores turísticos, y en breve tiempo Samaná se convirtió en el lugar central de observación de ballenas, tanto para excursiones de un día en la Bahía de Samaná, como en calidad de puerto visitado por algunos cruceros vacacionales que transportan visitantes en mar abierto a los santuarios de mamíferos marinos de Bancos de la Plata (establecido en 1986) y en Bancos de la Navidad (establecido en 1986). Estos dos santuarios, junto con la zona cercana a la costa de Samaná, abarcan una superficie total de 25.000 kilómetros cuadrados y serán denominados en conjunto como el Santuario de Mamíferos Marinos de la República Dominicana (MMSDR por sus siglas en inglés).
En 2008, había 33 empresas de observación de ballenas y 46 embarcaciones autorizadas1 registradas en Samaná, una ciudad de unos 100.000 habitantes permanentes. Para 2012, eran más de 40.000 las personas interesadas en la observación de ballenas en el santuario de mamíferos marinos durante la temporada de cría de ballenas jorobadas,3 y más del 90% de todos los observadores de ballenas en Samaná eran turistas internacionales1.
Las excursiones vacacionales a Bancos de la Plata y Bancos de la Navidad, situados a más de 100 kilómetros de la costa, son costosas, y en 2008 solo atrajo a un total estimado de 500 turistas por año1. En cambio, las excursiones en la Bahía de Samaná son más accesibles, y pueden clasificarse en tres categorías:
Desde 2009, los cruceros han venido visitando Samaná como parte de excursiones más amplias del Caribe. Cada buque acoge a cientos de turistas, muchos de los cuales desean participar en paquetes turísticos previamente reservados, que incluyen una excursión de 2-3 horas en embarcaciones auxiliares. Esta variación reciente ha influido en la dinámica de las excursiones de observación de ballenas que se ofrecen3.
En sus primeros años, el turismo de observación de ballenas en la República Dominicana no estaba reglamentado. En 1992 dos organizaciones sin fines de lucro se mostraron preocupadas por que el comportamiento de las embarcaciones estaban causando situaciones de perturbación a las ballenas, y cooperaron en la redacción del proyecto de directrices voluntarias para la observación de ballenas. Si bien las directrices fueron adoptadas por la asociación de propietarios de barcos en 1994, la observancia de las directrices era baja. Como tales, el Ministerio de Medio Ambiente, el Ministerio de Turismo, la Asociación de propietarios de embarcaciones de observación de ballenas (ASDUBAHISA), la Marina Militar dominicana, y el Centro para la Conservación y el Ecodesarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (CEBSE), una asociación local de conservación marina sin fines de lucro, se han unido para formar un sistema de gestión conjunta para la observación de ballenas en la Bahía de Samaná. Este sistema comprendía medidas que permiten a los operadores seguir de cerca el comportamiento de las embarcaciones, ejercer una vigilancia general, velar por el cumplimiento de las normas y asegurar la financiación autosuficiente para sufragar los gastos administrativos y de personal1.
El reglamento establecido en 1998 ha sido revisado en algunas pocas ocasiones, y actualmente contiene las siguientes medidas fundamentales:
A las embarcaciones autorizadas se les entrega una bandera para identificarlas como embarcaciones de observación de ballenas reconocidas oficialmente. Las tarifas de permisos que se recaudan se utilizan para ayudar a financiar la administración y el funcionamiento del sistema de gestión conjunta, que requiere supervisión y vigilancia. La supervisión corre a cargo de inspectores y observadores designados por el Gobierno, que acompañan a las excursiones en embarcaciones autorizadas, y deberán notificar cualesquiera infracciones a la Marina Militar. Una embarcación del Ministerio de Medio Ambiente/Administración del Santuario patrulla también la zona de observación de ballenas, y las autoridades en esta embarcación, así como la Marina Militar, tienen derecho a imponer las sanciones siguientes:
La organización sin fines de lucro CEBSE realiza un seguimiento menos formal de la observación de ballenas, que facilita la colocación de voluntarios (normalmente estudiantes) a bordo de embarcaciones de observación de ballenas para recopilar datos básicos, tales como lugares de observación de ballenas y duración de los encuentros. Estos voluntarios toman también fotografías de los lóbulos caudales (cola) y aletas dorsales para la identificación de ballenas jorobadas. Estos datos se introducen en una base de datos de fotoidentificación mantenida por el CEBSE.
La gestión de la observación de ballenas en la Bahía de Samaná ofrece un ejemplo de un marco de gestión conjunta que, en muchos aspectos, incluye todos los elementos que deberían conducir al éxito.
En muchos lugares de observación de ballenas diseminados por el mundo se lucha por poner en práctica análogos mecanismos claros, por lo que el sistema mencionado puede servir como modelo para otras regiones interesadas en establecer sistemas de gestión conjunta. No obstante, como sucede con la mayor parte de los sistemas, no siempre su aplicación sobre el terreno resulta tan clara como aparece diseñada sobre el papel. El sistema reconoce una serie de desafíos, de los que otros podrán aprender:
Puede obtenerse mayor información acerca de la observación de ballenas en la República Dominicana consultando el enlace siguiente: